martes, 7 de julio de 2009

Presidente de Jovenes

Hno. Marcelino Ortega, predicando la Palabra de Dios durante nuestro retiro congregacional de Julio.

viernes, 26 de junio de 2009

Dios Quiere Santidad!

Mensaje predicado el pasado 13 de Junio 2009.

jueves, 25 de junio de 2009

Coro de Niños - Iglesia Peniel

Este es el grupo de niños de nuestra Iglesia cantando a Dios.

Cadena de Coros

Alabanzas de Bendición para la Gloria de Dios!

Yo Vine a Alabar a Dios! 2a. Reyes 20:1-6

Presidente de la Sociedad de Caballeros, Hno. Rafael Privado.

Dios les bendiga!

Niño Predicador - Erik Parada

Este mensaje fue predicado en la vigilia de Abril, 2009.

Esperamos que sea de bendicion!

lunes, 23 de marzo de 2009

Tema - La Franqueza del Evangelio

Lectura Biblica: San Lucas 3:7-14

La lectura de este día nos presenta la predicación de Juan el Bautista. Este había sido enviado como el precursor del Cristo con el fin de prepararle un pueblo bien dispuesto. Juan fue el primero en hacer una exposición del evangelio del arrepentimiento, el mismo que continuaría siendo enseñado por el Señor Jesús y, después, por los apóstoles y la iglesia. Este evangelio del arrepentimiento se caracteriza por hacer una presentación sincera del estado espiritual del hombre. Esta sinceridad obliga a que al hombre no se le hable con halagos sino con reprensiones muchas veces no son bien recibidas. Pero, aunque el mensaje resulta algunas veces un tanto duro o acusador, lo cierto es que no hay ningún otro camino de salvación. Bien vale la pena, pues, soportar la palabra de exhortación ya que por su acción seremos salvos de la ira venidera.

1- El evangelio describe con franqueza la naturaleza humana: Cuando Juan inicio su ministerio, se dirigió a las multitudes llamándolas “generación de víboras” (v.7). Tal calificativo no es nada suave ni halagador. Sin embargo, la naturaleza del hombre es tan dada a la perversidad que fácilmente puede ser comparada a una víbora. Es verdad que tal afirmación no podía atraer a muchas personas. No obstante, la finalidad del evangelio no es la de adular a los oyentes, sino mostrarles la verdad tal cual es. La enfermedad espiritual del hombre es larga y difícil de curar, tal enfermedad exige un remedio fuerte. No es bueno halagar a los hombres cuando lo que necesitan es una amonestación. No se debe aplicar nombres suaves a pecados que para Dios son detestables. Aunque la realidad de la perversidad humana es dura de mencionar, no puede el mensaje del evangelio traicionar su sinceridad por un temor excesivo a causar ofensas. El primer paso a un arrepentimiento sincero es la aceptación de nuestra ruina espiritual.

2- El evangelio advierte con franqueza sobre la realidad del infierno: El mensaje de Juan también tenía una mención muy clara de la realidad del infierno y del juicio de Dios. El hablaba del “hacha” de Dios y de los arboles infructíferos que se echarían “en el fuego”. El tema del infierno es un punto que muy pocas veces se predica; se piensa que es un mensaje demasiado golpeado como para enseñarse a los simpatizantes del evangelio. Sin embargo, para Juan, la realidad de un juicio venidero era uno de los primeros elementos que salían a relucir en su predicación. Más tarde, el Señor Jesús, también habría de incluir en sus enseñanzas referencias muy claras sobre el infierno. El hombre nunca huye a menos que advierta una causa real de peligro. Es por esto mismo que la mención del infierno no puede dejarse de lado cuando se intenta hacer una exposición sincera del evangelio.

3- El evangelio demanda con franqueza frutos dignos de arrepentimiento: Otro elemento que es también muy notable en las enseñanzas de Juan es la claridad con que demanda un cambio de vida. Cuando las personas se acercaban para preguntarle: “¿Qué haremos? (vs. 10, 12, 14). Juan no perdía la oportunidad para hacerles ver que Dios no se conformaba con una “intención sincera”, Dios quería un cambio completo de vida. El evangelio no demanda nada menos; el evangelio espera un cambio total de la persona humana. No podemos pretender ser cristianos si seguimos siempre por nuestros propios caminos. Si de verdad anhelamos que Cristo sea nuestro Salvador, debemos venir ante él para preguntarle: ¿Qué haremos? Y debemos estar dispuestos a hacer lo que él nos indique.

Es en vano decir con nuestros labios que nos arrepentimos, si al mismo tiempo no mostramos el arrepentimiento en nuestra manera de vivir. Decir que sentimos pesar de nuestros pecados es mera hipocresía a menos que los abandonemos. Los hechos son la verdadera prueba de que se ha producido el arrepentimiento. Estas palabras quizás resulten demasiado fuertes para algunos, pero, el que desee hacer la voluntad de Dios, sabrá que esta doctrina es del Señor.

martes, 3 de febrero de 2009

DOS PASOS QUE DIOS REQUIERE

Introduccion:
La mayor parte de las cosas que como humanos hacemos diariamente, se desarrolla a través de procesos que debemos de seguir en el orden debido para obtener los resultados deseados. Nadie siembra y después prepara el terreno, nadie sube el árbol de arriba para abajo; sino que el orden que ha sido establecido desde antes de la fundación del mundo es lo que ahora seguimos y es así que obtenemos los resultados ya estipulados. Muchas veces queremos hacer trampa en el camino y cortarle a la cruz que se nos ha encomendado. Queremos corona pero no queremos cruz, queremos que nos amen, pero no queremos amar; queremos recoger, pero no queremos sembrar. Queremos el cielo, pero muchos no quieren arrepentirse ni mucho menos convertirse. Dios requiere dos pasos del hombre: el quiere arrepentimiento y también convertimiento – genuinos.

1 - Arrepentimiento: (convicción de un persona que se arrepiente de algo) en el primer mensaje que Cristo predico en el Evangelio de Marcos 1:15, llamo al hombre al arrepentimiento directamente. Este es el primer paso, el ser humano debe arrepentirse. El arrepentimiento, totalmente transforma la manera de PENSAR, de SENTIR, y de ACTUAR de la persona que lo experimenta. Y por cuanto ha participado de un arrepentimiento genuino se da cuenta que aun el arrepentirse es un milagro que Dios concede (Hechos 5:31; Romanos 2:4). Cuando el apóstol Juan escribió por orden del Señor a las siete iglesias del Asia menor, le dice a la Iglesia en Éfeso “Recuerda, por tanto de dónde has caído, y “arrepiéntete, y has las primeras obras… Apoc. 2:5” Aquí vemos que Dios demanda que haya un cambio en la manera de pensar, sentir y actuar.

2 - Convertirse: (mudar, transformar) el segundo paso es el complemento del primero. Para que la persona pueda declarar que es hijo/hija de Dios, tiene que convertirse a El y dar las señales de que su vida ha experimentado un verdadero arrepentimiento. Los siguientes pasajes lo declaran: Mateo 3:8; Lucas 3:8; Hechos 3:26; 26:18; 14:15.

Podemos decir que el arrepentimiento es una convicción interna de que somos pecadores y que solo a través de Cristo podemos encontrar el perdón y el convertirse es la expresión externa que los hombres ven en nuestro diario caminar. No olvide que lo que está adentro afecta a lo que esta fuera.

La Sagrada Biblia dice que no hay hombre justo sobre la tierra, no hay quien haga lo bueno, ni hay quien nunca peque. Todos los seres humanos llevamos dentro —algunos más, otros menos— algo de Judas. Es por eso mismo, porque perfecto no es nadie, que Jesucristo murió en la cruz pagando el precio de nuestra redención.
En potencia, la muerte de Cristo es el pago de la redención de todo el mundo. Eso es, en potencia, porque sólo el que, arrepentido, pide perdón por sus pecados y confía en la gracia de Dios, recibe el efecto transformador de la obra de Cristo en el Calvario.
Sólo tenemos que pedirle a Cristo que quite el Judas de nosotros y que lo reemplace con su integridad. Arrepentimiento personal, sincero y profundo, más fe en el Señor Jesucristo, es lo que nos trae esa transformación. Rindámosle hoy nuestra vida a Cristo. Él nos revestirá de su perfección.

Si ya diste el primer paso, ahora da el segundo.

Dios te bendiga.

Escrito por: Hno. David Cruz & Hna. Cristina Hernandez

lunes, 5 de enero de 2009

Los Mentirosos No Heredaran El Reino de Dios. (San Juan 8:44)

El Evangelio de Juan fue escrito aproximadamente al final del primer siglo. En diferencia a los otros tres evangelios, Juan presenta una perspectiva diferente y más comprensible para aquel que comienza a caminar de la mano del Señor.
Juan presenta a Satanás como el padre de la mentira, como el originario y propagador de ella.

1-¿Cómo se inicia la mentira?: La mentira tiene su origen en Satanás, quien presento a Eva una falsa imagen de Dios, empujando así, la primera pareja a la muerte espiritual (leer Génesis 3:1-5). Es allí donde se da inicio a la mentira y de allí en adelante se propaga a todo ser humano por causa del pecado de Adán y Eva. La mentira fue prohibida por Dios cuando hablo a través de Moisés (leer Génesis 23:7); Jesucristo mismo dijo que Satanás es padre de mentira y que no hay verdad en él (leer San Juan 8:44). Por esa razón es que Dios anuncia castigo sobre el que practica la mentira (leer Proverbios 19:5, 9).

2-¿Puede el hijo de Dios permanecer y practicar la mentira?: Muchas veces hemos escuchado el refrán “es una mentira blanca, porque no le hace daño a nadie”. Eso es totalmente una mentira, porque a través de la Palabra de Dios no encontramos ninguna categoría de mentiras pequeñas o grandes, blancas o negras; la mentira es categorizada como un grave pecado delante de la presencia de Dios, porque El lo coloca junto a los hechiceros, fornicarios, homicidas, e idolatras y dice que todo el que ama y practica la mentira no entrara al reino de Dios (leer Apocalipsis 21:8; 22:15). El convertido a Cristo debe apartarse de su antigua manera de vivir, y caminar como una nueva criatura, debe desechar la mentira y hablar la verdad, porque eso agrada a Dios (leer Efesios 4:24-25). Los hombres se pueden mentir unos a otros, pero para Dios eso es desagradable (leer Levíticos 19:11). La Palabra de Dios va más allá cuando dice que ni aun en bromas se deben decir mentiras (leer Prob. 26:19).
Por esa razón todo aquel que tiene comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo, exclama de corazón “la mentira aborrezco” (leer Salmo 119:163).

Conclusión
El diablo es el padre de mentira, trayendo desde el principio de la creación esa maldición sobre el hombre. A tal grado que Caín mato a Abel su hermano y quiso mentirle a Dios respondiéndole que él no sabía dónde estaba su hermano.
La verdad en la forma que la Palabra lo presenta es el conjunto de principios supremos y sabiduría acerca de las realidades reveladas por Dios en Cristo Jesús. No se trata se conocimientos científicos, sino de aquel saber de salvación “2ª Tim. 3:15”.
Amemos y practiquemos la verdad, porque el que practica la verdad es de Dios (leer 1ª Juan 3:18)