martes, 3 de febrero de 2009

DOS PASOS QUE DIOS REQUIERE

Introduccion:
La mayor parte de las cosas que como humanos hacemos diariamente, se desarrolla a través de procesos que debemos de seguir en el orden debido para obtener los resultados deseados. Nadie siembra y después prepara el terreno, nadie sube el árbol de arriba para abajo; sino que el orden que ha sido establecido desde antes de la fundación del mundo es lo que ahora seguimos y es así que obtenemos los resultados ya estipulados. Muchas veces queremos hacer trampa en el camino y cortarle a la cruz que se nos ha encomendado. Queremos corona pero no queremos cruz, queremos que nos amen, pero no queremos amar; queremos recoger, pero no queremos sembrar. Queremos el cielo, pero muchos no quieren arrepentirse ni mucho menos convertirse. Dios requiere dos pasos del hombre: el quiere arrepentimiento y también convertimiento – genuinos.

1 - Arrepentimiento: (convicción de un persona que se arrepiente de algo) en el primer mensaje que Cristo predico en el Evangelio de Marcos 1:15, llamo al hombre al arrepentimiento directamente. Este es el primer paso, el ser humano debe arrepentirse. El arrepentimiento, totalmente transforma la manera de PENSAR, de SENTIR, y de ACTUAR de la persona que lo experimenta. Y por cuanto ha participado de un arrepentimiento genuino se da cuenta que aun el arrepentirse es un milagro que Dios concede (Hechos 5:31; Romanos 2:4). Cuando el apóstol Juan escribió por orden del Señor a las siete iglesias del Asia menor, le dice a la Iglesia en Éfeso “Recuerda, por tanto de dónde has caído, y “arrepiéntete, y has las primeras obras… Apoc. 2:5” Aquí vemos que Dios demanda que haya un cambio en la manera de pensar, sentir y actuar.

2 - Convertirse: (mudar, transformar) el segundo paso es el complemento del primero. Para que la persona pueda declarar que es hijo/hija de Dios, tiene que convertirse a El y dar las señales de que su vida ha experimentado un verdadero arrepentimiento. Los siguientes pasajes lo declaran: Mateo 3:8; Lucas 3:8; Hechos 3:26; 26:18; 14:15.

Podemos decir que el arrepentimiento es una convicción interna de que somos pecadores y que solo a través de Cristo podemos encontrar el perdón y el convertirse es la expresión externa que los hombres ven en nuestro diario caminar. No olvide que lo que está adentro afecta a lo que esta fuera.

La Sagrada Biblia dice que no hay hombre justo sobre la tierra, no hay quien haga lo bueno, ni hay quien nunca peque. Todos los seres humanos llevamos dentro —algunos más, otros menos— algo de Judas. Es por eso mismo, porque perfecto no es nadie, que Jesucristo murió en la cruz pagando el precio de nuestra redención.
En potencia, la muerte de Cristo es el pago de la redención de todo el mundo. Eso es, en potencia, porque sólo el que, arrepentido, pide perdón por sus pecados y confía en la gracia de Dios, recibe el efecto transformador de la obra de Cristo en el Calvario.
Sólo tenemos que pedirle a Cristo que quite el Judas de nosotros y que lo reemplace con su integridad. Arrepentimiento personal, sincero y profundo, más fe en el Señor Jesucristo, es lo que nos trae esa transformación. Rindámosle hoy nuestra vida a Cristo. Él nos revestirá de su perfección.

Si ya diste el primer paso, ahora da el segundo.

Dios te bendiga.

Escrito por: Hno. David Cruz & Hna. Cristina Hernandez